Los versículos 20, 21 representan un tercer desafío a Salomón por David. En estos textos de hecho se repiten el tema y la forma que se hallan en 22:11-13 y 28:10. Lo que se encuentra de nuevo en esta ocasión es el hecho de que a Salomón se le anima con la idea de que tendrá muchos que le ayudarán en su tarea. David quiere alentar a su hijo al hacerle ver que los sacerdotes oficiantes y los demás levitas estarán con él en la tarea encomendada. No tan sólo esto (y el respaldo espiritual de éstos sería vital), sino que también David había reunido ya a hombres bien adiestrados en la técnica de la construcción. No tan sólo eran expertos en toda clase de artesanía, sino que eran hombres que trabajarían con ganas, pues eran voluntarios. ¿Cuántos templos actuales en la América Latina se construyen con la ayuda de voluntarios, hombres de fe y de sacrificio personal? Es lindo observar cómo gentes de otras latitudes están dispuestas a sacrificarse respecto a tiempo, dinero, relaciones familiares, etc. con tal de poder viajar lejos y ayudar a hermanos en la fe en la construcción de sus templos. Aunque muchos de ellos llegan con una excelente pericia en sus campos técnicos de construccion, lo que más ayuda es su espíritu y animo de “voluntario”. No puede menos que inspirar algo del mismo espíritu en los que somos receptores de esta clase de compañerismo en la obra de Dios. Quiera Dios que este mismo espíritu se haga contagioso y, habiendo los recursos humanos y materiales disponibles, nos dispongamos a reflejar el mismo espíritu fraternal y sacrificial. Más bienaventurada cosa es dar que recibir decía el gran descendiente de David. Es hora de que los mismos latinoamericanos busquen recibir las bendiciones espirituales de dar.
Siempre por siempre, pase lo que pase
No hay amistad ni amor como el de una madre por su hijo. Henry Ward Beecher Nuestra hija Ariana pasó de ser un bebé a