Se aplaca la ira contra el pueblo
Aunque el Cronista aborda algunos de los mismos elementos en esta historia que su fuente deuteronómica, la descripción de aquél es mucho más detallada, y según algunos, más históricamente atinada que los relatos anteriores. Hay quienes piensan que 2 de Samuel 24 no es una de las partes más antiguas de dicho libro; por eso puede ser que el relato del Cronista, basándose en otras fuentes antiguas, refleje más atinadamente la situación original.
Toda esta narración es una excelente unidad. La relación fluye rápidamente de una idea a la siguiente. Incluidas están las del
ángel dispuesto a destruir la ciudad de Jerusalén con peste, el arrepentimiento de David, la compra de la era de Ornán, oriundo de Jerusalén. Debe ser evidente a primera vista que el propósito real en narrar esta historia es el de establecer un lugar donde se construiría el templo futuro. Todo esto fue lo que hizo que Dios cambiara de parecer respecto al mal que había pensado; también Dios proveyó los medios para que David erigiera un altar en el mismo lugar de la era de Ornán. Finalmente, el que este lugar estuviera destinado a ser el local del futuro templo, hizo que Dios detuviera la mano del ángel.
El mismo Cronista no deja fuera sus huellas en la elaboración de esta historia. Cuando agrega Jehová miró se evidencia la mano editora del Cronista. También, la misma teología tardía del Cronista se deja ver en relación con el ángel. El que el ángel esté entre el cielo y la tierra refleja una postura respecto a los ángeles que sólo se ve en las tradiciones muy tardías. Las pocas veces que se menciona a ángeles en las tradiciones primitivas, éstos siempre asumen la forma antropomórfica o sea la de hombres. En la teología posexílica los mensajeros de Dios (ángeles) carecen de estos elementos más primitivos. El que este ángel esté entre el cielo y la tierra implica algo de este elemento trascendente. Además, es comúnmente sabido que en las tradiciones primitivas del AT los ángeles nunca sirven de mensajeros entre Dios y sus profetas. El que en este relato el ángel se interponga entre Gad y Dios no puede menos que indicarnos ciertos matices teológicos postexílicos.
Holocaustos que no nos cuestan nada
Los holocaustos ofrecidos a Jehová que no nos cuestan nada son presentados diariamente en nuestro medio:
1. Regalamos nuestras ropas usadas y gastadas al ropero de la iglesia, creyendo que somos «muy caritativos».
2. Cuando piden alimentos para paliar una emergencia en la iglesia, ofrecemos los productos más baratos de plaza, aunque sean de mala calidad.
3. Al solicitarse horas de trabajo voluntario para cualquier ministerio de la iglesia, ofrecemos una o dos horas semanales, cuidando de no sacrificar tiempo de esparcimiento y de ocio «merecidos» por trabajar tanto.
4. Meditemos en nuestras ofrendas a Dios, y ofrezcámosle holocaustos dignos de su grandeza.