La fijación del lugar del templo
Censo militar de David
Esta historia forma parte de un relato mayor. La sección de 21:1-22:1 se basa en 2 de Samuel 24. Los peritos en el campo de la hermenéutica se deleitan en la comparación de este pasaje del Cronista con el del historiador deuteronómico, porque es un ejemplo clásico de cómo el AT suele reinterpretarse a sí mismo. Una de las cosas que más se destaca es el hecho de que en la fuente del Cronista es Dios quien incita a David a hacer un censo. En el relato del Cronista es Satanás el que hace esta tarea. Esto representa una ilustración de cómo elementos teológicos cambiantes hacen que un escritor bíblico interprete un pasaje anterior con cambios tan drásticos como éste. Suele darse esta explicación: este cambio obedece a una alteración que sufrió el pueblo israelita en su concepto de Dios. En los días del historiador deuteronómico (autor del libro de Samuel), se tenía un concepto tal de la soberanía de Dios que se le atribuían todas las cosas, las buenas y las malas (el endurecimiento del corazón del faraón, p. ej.). Quiere decir que todo cuanto ocurría, fuese para el bien o para el mal, a la larga podía achacarse a Dios por su soberanía en la historia. Para el tiempo del Cronista, el pueblo ya había pasado por el exilio babilónico; durante sus experiencias allí toparon con algunos conceptos de los persas, entre ellos el de un jefe del mal llamado Satanás (nombre persa). Se sabe que el personaje Satanás sólo figura en tres pasajes del AT. En los otros pasajes hay un artículo definido delante del sustantivo. En este pasaje, sin embargo, el nombre Satanás carece del artículo, y esto sugiere que para el tiempo del Cronista ya el nombre era personal en vez de sólo un título. Por ejemplo en Zacarias se le llama el acusador o el fiscal; allí forma parte de la corte celestial, y su papel es el de vigilar sobre la actuación de la gente para acusarle si es que no obra con justicia. Se le observa también en Job; allí también su papel es el de acusador. Justo en Job 2:3 se dice de Satanás que solía “incitar” a Job. El escritor bíblico posexílico encuentra en esto una sugerencia que permite que Satanás sea el tentador en el caso de David.
El Cronista, observando cierta injusticia en el relato de su fuente, puede ahora hacer que la tentación de Satanás seguida por David sea la causa de la ira de Dios. Nuevamente debe observarse que el creyente no ha de aceptar todo esto simplemente como una evolución en el pensamiento del hombre; Dios estuvo muy activo en todas estas modificaciones de pensamiento. Dios sigue siendo el Señor de la historia, y es capaz de usar otras naciones (una lección muy buena de los profetas del siglo VI a. de J.C.) para instruir a su pueblo.
Se debe hacer la pregunta respecto al censo: ¿qué tenía de malo que se tomara un censo? Hay que leer entre las líneas del mismo relato para llegar a una respuesta tentativa. Pareciera que Joab, pese a su cargo como general, era un hombre más perceptivo que el mismo rey a estas alturas. El general expresó sus dudas con respecto al censo, porque aparentemente tenía la mira de fortalecer el control sobre el pueblo por parte de la corona. Una frase del general al rey hace que esto sea factible: i ¿no son todos siervos de mi señori ? Un régimen demasiado severo resultaría a la postre, durante el reinado de Salomón, en una rebelión abierta del pueblo. Joab se percataba de esto, aunque el rey no.
Con respecto a las cifras dadas en este trozo en comparación con su fuente, una exageración de parte del Cronista brilla por su ausencia.