1 de Crónicas 19:9 Los amonitas salieron y ordenaron la batalla a la entrada de la ciudad; y los reyes que habían venido estaban aparte en el campo.
1 de Crónicas 19:10 Y viendo Joab que el ataque contra él había sido dispuesto por el frente y por la retaguardia, escogió de los más aventajados que había en Israel, y con ellos ordenó su ejército contra los sirios.[b]
1 de Crónicas 19:11 Puso luego el resto de la gente al mando de Abisai, su hermano, y los organizó en orden de batalla contra los amonitas.
1 de Crónicas 19:12 Y dijo: «Si los sirios son más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas son más fuertes que tú, yo te ayudaré.
1 de Crónicas 19:13 Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca».
1 de Crónicas 19:14 Entonces avanzó Joab con el pueblo que traía consigo, para pelear contra los sirios; pero ellos huyeron delante de él.
1 de Crónicas 19:15 Cuando los amonitas vieron que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai, hermano de Joab, y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.
1 de Crónicas 19:16 Al ver los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del Éufrates, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-ezer.
1 de Crónicas 19:17 Luego que fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, cruzó el Jordán, llegó adonde estaban y ordenó batalla contra ellos. David ordenó su tropa contra los sirios, y estos pelearon contra él.
1 de Crónicas 19:18 Pero el pueblo sirio huyó delante de Israel; y mató David de los sirios a siete mil hombres de los carros y cuarenta mil hombres de a pie; asimismo mató a Sofac, general del ejército.
1 de Crónicas 19:19 Cuando los siervos de Hadad-ezer vieron que habían caído delante de Israel, concertaron paz con David y quedaron sometidos a él. A partir de entonces, el pueblo sirio nunca más quiso ayudar a los amonitas.
El rey de Amón afrenta a David
Es casi inexplicable la razón por la que el Cronista deja fuera el relato que seguía en su fuente, porque es una historia tendiente a ennoblecer a David. Aludimos a la historia de la bondad de David hacia Mefiboset. El teólogo bíblico tendría sus propias razones para omitir este relato. Una de ellas puede sugerirse: al Cronista no le agradaba volver a abordar nada que tuviera que ver con la casa de Saúl; éste era un contrahéroe. Además, en 10:6 el Cronista había declarado que toda la casa de Saúl había perecido en batalla. Se sabe de hecho que hubo sobrevivientes tal y como el libro de Samuel lo demuestra. Mefiboset pertenecía a esa familia; era nieto de Saúl; el no querer caer en contradicción puede haberle motivado a no incluir este relato. Fueran cuales hayan sido sus otras razones para obviar esta historia, estas tendrían algo que ver.
La historia a mano en cierta forma puede satisfacerle al Cronista para ilustrar la bondad del rey David. Si bien ha omitido la historia acerca de Mefiboset, no tiene inconveniente alguno en repetir casi textualmente este agravio de parte de los amonitas, pues lo que perdió en no dar la historia anterior, lo recobra en ésta. A David se le pinta como muy bondadoso con los amonitas; les envía unos emisarios de paz, porque en el pasado el rey anterior, Najas, lo había favorecido. Esta bondad de parte de David es malentendida por los consejeros del entonces rey de Amón; interpretan la función de los embajadores como la de espías. En base a esto, deshonran a los emisarios de forma vergonzosa. En 2Sa_10:4 se afirma, un tanto directamente: cortó sus vestidos por la mitad, hasta sus nalgas. El Cronista, con un poco más de delicadeza, emplea un eufemismo. Nuestro texto usa el término trasero. El hebreo reza “hasta el lugar en donde el cuerpo se divide hacia los pies”. Correctamente David se siente muy ofendido; su bondad ha sido recompensada con perfidia. A pesar de esto, el Cronista, junto con su fuente, recalca que David se ocupa de los sentimientos de sus siervos fieles, los emisarios avergonzados.